sábado, 9 de mayo de 2020

Mi Quijote finlandés



Mielevä Hidalgo Don Quijote Manchalainen




Me llegaron cuatro volúmenes pequeños desde León, Castilla la Vieja. ¿Qué hacía allí reposando una traducción del Quijote al finlandés, un idioma europeo diametralmente en el lugar más alejado? La España tórrida, seca y desforestada frente a la helada, húmeda y boscosa Finlandia. Cuatro libros firmados cada uno por su primera propietaria, Aune Liukkonen. 




Un día, entre las décadas de los treinta o cuarenta, una pluma se deslizó sobre el papel dejando, con caligrafía ya no al uso, esta firma que con toda probabilidad ha sobrevivido a la mano que la trazó. Existe cierta aversión a pensar en alguien desconocido del que nos ha llegado algo de su propiedad. Algo que podemos tocar, oler, sentir, que nos trasmite sensaciones que quizá podían haberse dado ya en esa persona alejada en el tiempo y también en el espacio. Sobre todo, en el espacio cultural.  ¿Cómo imaginar al Quijote y Sancho por los bosques finlandeses? ¿Llegó el hidalgo a cabalgar entre los hielos y lagos tan norteños? Parece que sí; que su fama fue tan extensa que incluso influyó en la primera novela escrita en finés, ‘Los siete hermanos’ de Aleksis Kivi. 



Andaban los días en que Flaubert escribía en Francia, Tolstoi y Dostoyevski en Rusia, Dickens en Inglaterra, cuando un joven de formación un tanto irregular construyó la primera novela en el idioma de la gente de a pie de Finlandia, la gente alejada de los más académicos que utilizaban el sueco. Claro que Kivi tuvo que leer el Quijote en este idioma(1) porque todavía faltaban más de cincuenta años para que J. Hollo(2) hiciese la primera traducción al finlandés, la que yo ahora tengo en mi biblioteca.  ¿En qué se parece la obra de Kivi, que se ha convertido en el clásico más universal de Finlandia, al Quijote? Los estudiosos han encontrado muchos puntos en donde se puede apreciar la influencia de la obra castellana, y no voy a entrar en ello(3). Sin embargo, sí me llama la atención que ambas obras tienen un pilar básico en común: salir para volver a entrar. Pero volver a entrar trasformado, salir uno y volver otro. Un duro viaje donde se pierden alforjas, bienes, y transmutan identidades. Éste es un viaje universal tanto en la ficción como en la realidad que en ambos casos ha de ir de la mano de una valentía que pone en riesgo cualquier parte de la integridad, incluida la moral. De todas maneras, la duda, la ofuscación, al final, no consiguen torcer la altura moral de los personajes que vuelven. Esta es su grandeza. Esta es la esperanza que transmiten: la capacidad de recomponer un mundo roto desde la fragilidad del hombre, fragilidad que llega hasta la muerte, esperanza que traspasa este aparente punto final.  Sibelius musicó la 'Canción del corazón' de Kivi, una arboleda de la noche donde la vida y la muerte se entrecruzan, se mezclan como la realidad y la ficción (Sydämeni laulu. Op.18 No6).




Ángel Ganivet (1865-1898), que anduvo por esas tierras varios años, dejó escrito en sus Cartas Finlandesas una descripción de la vida del país a finales del siglo XIX donde convivían finlandeses de dos nacionalidades, la sueca y la finlandesa, todo aderezado con la influencia rusa, una presencia centenaria en la región. De hecho, en esos años Finlandia era parte del Gran Ducado dependiente de la Rusia zarista. Toda una situación de la más alta complejidad resuelta en su caso, como explica el pensador español, con el mayor pragmatismo. 
En dichas cartas, en concreto en la XVIII, Ángel Ganivet cita al Quijote cuando habla de los borrachos, esos que pueblan todos los lugares conocidos de occidente. Dice de él que, como hombre justo, idealista, coincide siempre con el borracho, porque no es más que un borracho que no bebe, un hombre que se embriaga con ideas. ¿Son los libros vehículos portadores de ideas que tienen la capacidad de embriagarnos? ¿Tienen las ideas la capacidad de aturdirnos el sentido hasta enloquecer cómo le ocurrió al novelista Kivi, que por otra parte le dedicó a Baco una parte sustancial de las aventuras de los siete hermanos incluido algún que otro cuadrúpedo? Una vida plana, sin ningún efluvio, parece una vida poco humanizada. Una cierta alteración de la conciencia es, sin duda, el mejor sazonado para nuestro paso por este mundo; parece que los pueblos escandinavos lo han comprendido bien. También creo que el Quijote estaría de acuerdo... 

Mientras acababa en estos días de confinamiento la lectura de 'Los siete hermanos' esta rosa me acompañó.


Notas:
1.La primera traducción al sueco data de 1818 y fue realizada por Jonas Magnus Stiernstolpe.
2. Juho Hollo (1885-1967), fue un traductor de más de 150 obras universales al finlandés. Entre ellas, la única del castellano en 1927, 'El Quijote' sobre la versión positivista del académico Francisco Rodríguez Marín.
3.  El caballero de la triste figura en los bosques de Impivaara.   Natividad Villacampa Aubá, 2014



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