“Гениальный идальго Дон Кихот де-ла-Манча”
Me llegaron los dos tomos
desde Tallinn, capital de Estonia, editados en Petrogrado nada más
ni nada menos que en 1917, y que a pesar de tanta historia convulsa han recabado aquí en bastante buenas condiciones. De manufactura
sencilla, con tapas de cartón imitando piel de animal exótico, el papel ha envejecido en un tono tabaco rubio. Por las indicaciones inscritas en la contraportada deben
haber estado esperando muchos decenios en las estanterías de alguna biblioteca pública.
Claro que por las señales de uso que presentan no creo que haya habido más de
dos personas que los hayan leído. ¿Fueron estos libros hasta Tallinn con las
tropas de ocupación soviéticas en 1944? ¿Hicieron este viaje al igual que la mayor parte de la primera edición del Quijote, que fue a parar a las Américas? Por aquellos entonces España estaba inmersa en la consolidación de un inmenso imperio y en una
guerra sin fin en los Países Bajos. Todos los imperios, después de las armas envían las doctrinas, e inician la asimilación lingüística. Detrás de las armas vienen, pues, las religiones, y la lengua, tanto o más eficaces que las espadas.
Los dos tomos me llegaron desde la calle Voorimehe, cerca del monumento a la guerra de independencia de Estonia transcurrida entre los años 1918 y 1920. Nuevamente en 1990 volvió a desprenderse de su ocupante ruso. Supongo que entonces algún anticuario los debió de obtener de alguna biblioteca rusa desguazada tras la nueva independencia de finales del siglo XX.
Los dos tomos me llegaron desde la calle Voorimehe, cerca del monumento a la guerra de independencia de Estonia transcurrida entre los años 1918 y 1920. Nuevamente en 1990 volvió a desprenderse de su ocupante ruso. Supongo que entonces algún anticuario los debió de obtener de alguna biblioteca rusa desguazada tras la nueva independencia de finales del siglo XX.
En mis años infantiles al hablar del pueblo ruso se decía que era muy
distinto a los otros europeos, pero que sin embargo, parecían existir semejanzas
con el pueblo español, (al igual que el ancho de las vías del ferrocarril). No sé si esto
eran reminiscencias de la participación rusa en nuestra guerra civil, o hasta
qué punto puede ser cierto incluso mi recuerdo. El caso es que el Quijote tuvo en Rusia un gran impacto ya
desde el siglo XVIII, hasta el punto que para una mejor comprensión se
“rusificaron” las aventuras, y se añadieron algunas nuevas. No es de extrañar que para los helados
campos rusos fuese difícil entender la tórrida meseta manchega. Pero a diferencia del centro de Europa, donde fue el carácter cómico de la novela el que más interesó, en Rusia se entendió enseguida su carácter trágico, profundo. Algo fronterizo, especial y compartido entre españoles y rusos, hace que a tanta distancia se perciba de forma semejante el crujir del vivir. Buena muestra de ello fue la producción cinematográfica del Quijote en 1957, con Crimea como telón de fondo. Un Quijote explicado con un orden distinto del de Cervantes, que no esconde ciertas críticas sociales y que consigue transmitir un idealismo vital. Está dirigida por Kozintsev, y Nicolai Tcherkasov interpreta al Caballero de la Triste Figura.
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| Don Quijpte de Kozintsev, 1957 |
La traducción a cargo de María Watson es
la primera traducción literal al ruso que se realizó después de doscientos años
de traducciones a la carta, muchas de ellas realizadas desde traducciones
previas del francés y posteriormente del alemán. Toda traducción no deja de ser una interpretación, y los rusos lo hicieron muy claramente desde su propio prisma. Quizá por ello tuvo tanto éxito la obra de Cervantes, porque fue re-interpretada en un marco cultural que además compartía algunos arquetipos básicos con el español. Es posible que las traducciones muy fieles no consigan despertar en los lectores sentimientos de empatía y profunda comprensión. Algo semejante debe pasar con la música. En esta línea recuerdo la última actuación de Alicia de Larrocha en el Auditori de Barcelona el 24 de enero de 2003, en que se despidió de su público barcelonés con el concierto para piano y orquesta N 23, K488, de Mozart. ¡Qué poco se podía imaginar Mozart aquella escena, aquél piano de cola, aquella sonoridad por él nunca oída! Era una re-interpretación, más o menos fidedigna, pero al fin ¿tan solo una re-interpretación? Todo el pública era consciente de los momentos que se vivían, y en ese instante la música de Mozart sufrió no una versión, sino una re-construcción: era la música de Alicia de Larrocha.
De
entre las traducciones que han llegado a mi colección, María Watson es la
primera traductora. El que haya sido una mujer la que realizase tamaño trabajo
ahora nos parece algo normal, pero creo que no lo era en el siglo XIX. Es difícil
saber desde aquí quién fue esta María Watson, pero no descarto conocer algo de ella algún día. Ha
habido que andar un largo camino para conseguir que el género no sea el
elemento que determine el grado de dignidad de las personas. No existen grados
en la dignidad. Así es como Don Quijote era tan proclive a doñear a las mujeres trayendo a la realidad las dignidades
dispuestas en sus horizontes.
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| Don Quijote de Kozintsev, 1957 |



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